domingo, septiembre 03, 2006

Feliz 1984...

Se publico hace ya un tiempo una noticia que trataba sobre la visita de la ministra de Fomento a una empresa que estaba desarrollando un sistema de vigilancia y reconocimiento de rostros para el Metro de Madrid. Dicho sistema identificaría a todo aquel que entrara a saliese del Metro, guardando un registro de los itinerarios de cada uno de los usuarios, así como de sus datos y rostro.
Esta noticia podía haber quedado como tantas otras, sumida en el olvido, por falta de nuevas informaciones. En este caso no ha ocurrido así. Leo en el periódico gratuito 20 minutos que no sólo era completamente cierto y que ya hay un plan para implantarlas en el Metro, tanto en pasillos y vagones, sino que también se hará en el Cercanías, así como en todas las estaciones de esta red de transporte público. Con este sistema se promete una mejorada seguridad en el transporte público
Lo primero que vino a mi mente fue la camiseta de un chaval en la 3ª Sentada por la vivienda que rezaba "Feliz 1984". Me vino a la cabeza el mundo que Orwell retrataba, allá por finales de los años 40, una sociedad socialista en la que todo el mundo es sospechoso, en la que todos están vigilados hasta en su propia casa, donde todo es una mentira que se retroaliementa a sí misma, donde a libertad es la esclavitud, la guerra la paz y la fuerza es la ignorancia... curioso mundo, tan parecido al que nos ha tocado vivir a todos nosotros. Empecé a sentirme como un Wiston Smith cualquiera, y en una sociedad bastante alejada de cualquier parecido al socialismo.
No sé cuál será vuestra opinión, pero a mí estos sistemas me dan miedo, más incluso que cualquier terrorista, ladrón o vándalo. En primer lugar, como comentaba, registran no sólo tus facciones y abren un fichero de datos, sino que también registran tus itinerarios habituales, e incluso admiten que pueden llegar a tener errores con tu propia identificación, con las consecuencias que eso puede conllevar. Un porcentaje muy pequeño, pero que representa a una cantidad significativa de gente a lo largo de un año, por ejemplo.
Para mí es una violación del propio derecho a la presunción de inocencia cuando, desde una empresa - no olvidemos lo que son - se me impone, sin mi consentimiento, un control, al que yo no quiero ser sometido, que me trata como un sospechoso habitual más y nos mete a todos dentro de un mismo saco dando como contrapartida una supuesta, que nunca demostrada, seguridad.
Lo curioso de todas estas cosas es que los que proponen estos sistemas de protección luego nos llaman cobardes a los demás por no creer en sus luchas inventadas.
La seguridad es un negocio, no lo olvidemos

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