Recién llegado de un agobiante paseo que me ha llevado desde Islas Filipinas hasta la Plaza de Ópera, dejo las bolsas, ceno algo ligerito y al pasarme por el blog de Ignacio Escolar, me encuentro con este artículo. Es algo mil veces escrito, probablemente colocado en las páginas de El País (del neoliberal Grupo Prisa) para mantener su imagen "progre" durante las Navidades, pero aún así no deja de ser una buena descripción de cómo ha evolucionado esta "sociedad de consumo", alterando el lenguaje y llamando "necesidades" a lo que de toda la vida se han llamado caprichos.
Arengas aparte, esta tarde ha sido curiosa: comprobar cómo Madrid puede mostrarte su cara más amable - la de mi querido barrio de Chamberí - a su cara más oscura y decadente - Barrio de Universidad (Calle Luna, Calle Desengaño, etc...) - es algo que sólo puedes comprobar cuando tienes un poquillo de tiempo para tomarte una tarde libre y dedicarte a pasear de un lado a otro sin demasiada prisa; igualmente, sólo en estas tardes se dan situaciones curiosas como la de buscar una tienda de Comercio Justo mientras eres vigilado por varias cámaras de seguridad, un par de sin techo y otras tantas prostitutas. Otra situación surrealista que apuntar en mi cuenta.
Lo que no ha sido curioso es ver que en la Plaza de Soledad Torres Acosta (Plaza de la Luna), convertida en una explanada de hormigón horrible, todo sigue igual que hace unos meses. Una vez más, cambiarle la cara a las cosas no es cambiarlas de verdad, es guardad el polvo debajo de la alfombra. Y esto, por desgracia, es algo a lo que nuestros políticos nos tienen demasiado acostumbrados.
Y bueno, recordando el artículo de abajo, tampoco ha sido curioso - ni sorprendente - comprobar como también hoy había gente esperando en la puerta de atrás del supermercado; Tampoco es curioso recordar que yo he pasado de largo
Arengas aparte, esta tarde ha sido curiosa: comprobar cómo Madrid puede mostrarte su cara más amable - la de mi querido barrio de Chamberí - a su cara más oscura y decadente - Barrio de Universidad (Calle Luna, Calle Desengaño, etc...) - es algo que sólo puedes comprobar cuando tienes un poquillo de tiempo para tomarte una tarde libre y dedicarte a pasear de un lado a otro sin demasiada prisa; igualmente, sólo en estas tardes se dan situaciones curiosas como la de buscar una tienda de Comercio Justo mientras eres vigilado por varias cámaras de seguridad, un par de sin techo y otras tantas prostitutas. Otra situación surrealista que apuntar en mi cuenta.
Lo que no ha sido curioso es ver que en la Plaza de Soledad Torres Acosta (Plaza de la Luna), convertida en una explanada de hormigón horrible, todo sigue igual que hace unos meses. Una vez más, cambiarle la cara a las cosas no es cambiarlas de verdad, es guardad el polvo debajo de la alfombra. Y esto, por desgracia, es algo a lo que nuestros políticos nos tienen demasiado acostumbrados.
Y bueno, recordando el artículo de abajo, tampoco ha sido curioso - ni sorprendente - comprobar como también hoy había gente esperando en la puerta de atrás del supermercado; Tampoco es curioso recordar que yo he pasado de largo
Sea como fuere, tampoco me ha resultado curioso que estos paseos por el centro de Madrid me traígan a a la mente esta canción:
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